miércoles, 4 de marzo de 2015



HOMBRE DE LA BOLSA

El hombre de la bolsa es utilizado para infundir miedo en los niños, se lo describe como un hombre maduro, de estatura normal vistiendo ropas gastadas de color oscuro, muy encorvado, que lleva una gran bolsa de arpillera colgando a la espalda.
En Argentina y Uruguay de lo llama así, pero en España es conocido como el Hombre del Saco, en México se lo denomina el Viejo del Costal y en las zonas fronterizas con EEUU se lo conoce como Sacoman.




Se dice que su origen puede venir de los mendigos o pordioseros. Estos seres oscuros actúan solamente de noche, robándose los niños a quienes se los lleva arrastrándolos fuertemente de sus ropas, es así que es utilizado por las madres como amenaza si los niños no quieren dormirse o se niegan a comer, desobedecen las órdenes de los mayores, exploran lugares marcados como prohibidos, o andan fuera de casa a deshora (especialmente después de medianoche). Las acciones más temidas por parte del Cuco u Hombre de la bolsa son dos: devorar al niño travieso (te comerá...) o llevárselo a un lugar muy lejano, del que no volverá (te llevará).Tiene un papel muy importante en las canciones de cuna (nanas). Cuya versión más conocida es:Duérmete niño, duérmete ya, que viene el cuco y te comerá.


domingo, 1 de marzo de 2015





Los Selk’ Nam y sus desplazamientos.

Los Selk’ Nam fueron una tribu en el extremo sur de América, en el Estrecho de Magallanes que separa al continente del Archipiélago de Tierra de Fuego. El nombre del mismo tiene su origen por los Selk’ nam, que se protegían del frio haciendo grandes hogueras. 
Los Selk’ nam eran nómadas, eran cazadores y pescadores. Se desplazaban en canoas y vivían ahí, tenían una gran adaptación al clima, pues antes no utilizaban ropa.
A partir del siglo XVIII el tráfico de embarcaciones europeas se incrementó por el Estrecho de Magallanes y con él llegaron los barcos loberos que acabaron pronto con su principal alimento ya que ahuyentaron las focas y de paso les dejaron varicela, tuberculosis, alcoholismo y otros males que los llevaron a una rápida extinción. Posteriormente en las ultimas décadas algunos sobrevivientes se han ido revelando en algunas zonas de   América, a pesar de que en su zona de origen solo se encuentren mestizos. 



Esto se debe seguramente a que eran nómadas y era posible que se camuflarán en su forma de desplazarse, muy probablemente utilizaron sus canoas para viajar o tal vez se adaptaron temporalmente a otras sociedades para continuar migrando.
Se conoce una teoría de que algunos colonos asturianos a finales del siglo XVIII ayudaron a algunas personas a escapar, ya que los ingleses comenzaron una campaña de aniquilación.



Arqueólogos sugieren cierta probabilidad de movilidad hacia lugares más calurosos, algunos de ellos se adaptaron a estos climas, pero otros continuaron desplazándose hacía el norte, el misterio es que no pudieron haber pasado costeando sino entrando a mar abierto. Se desconoce su habilidad de navegación pero hay probabilidades que algunos lo hicieron por tierra, sin embargo ambas teorías parecen difíciles de fundamentar ya que la mayor parte de América estaba siendo colonizada por europeos, sin embargo se han encontrado pruebas de similitud en su artesanía y en su cultura, estas pruebas se reducen a algunas cerámicas encontradas, también a construcciones halladas en lugares aislados, abandonadas hace mínimo unos 130 años, lo que significa que su nomadismo terminó o que se mezclaron con otras culturas. En México hay un caso histórico de la llegada de los Selk’ Nam y su hibridación cultural, durante la guerra de castas estos llegaron a Belice y continuaron viajando por el caribe viviendo de la pesca hasta llegar a Yucatán, donde se dice que los tomaron como esclavos para trabajar en las haciendas.




Recientemente se encontraron pruebas de que estos mismos llegaron a algunas partes del ártico canadiense, donde se adaptaron fácilmente al clima y a la cultura de ahí, ya que se han encontrado vestigios de que compartieron un vinculo con los Inuit, aunque posteriormente fueron destinados a adaptarse a la industria y trabajar ahí.

Una fotografía de 1916 tomada por el ingles Warren Soward muestra a una familia supuestamente Inuit, pero el arqueólogo Ben Potter de la universidad de Alaska Fairbanks descubrió que la fotografía retrataba a indígenas pero que probablemente no eran Inuit, así que con su equipo inició una investigación, en donde descubrió que evidentemente se trataba de una familia que escapó de la tierra de Magallanes, pero que también tenían relación con los inuit, ya que su construcción es más circular que piramidal. Posteriormente se iniciaron excavaciones en el lugar de la fotografía, donde ahora está la fabrica 
Bermondsey fundada en 1937. Las excavaciones revelaron interesantes vestigios Inuit y otros que se pensaba que era de la misma cultura, lo que resultó ser en realidad alfarería Selk’ Nam.





Alaska, 1916. Fotografía tomada por Warren Soward.

























miércoles, 25 de febrero de 2015

El ritual de los voladores se empezó a practicar en Mesoamérica desde épocas muy remotas, desde el Período Preclásico Medio. Las culturas del Occidente de México lo representaron en figuras de cerámica. Se llevaba a cabo con la concepción de un eje central que simbolizaba el eje del universo, y como parte de ritos de fertilidad y de sacrificios gladiatorios. Los mexicas la adoptaron dentro de sus rituales asociados con el Sol. 
Fray Juan de Torquemada nos dice que para llevar a cabo el rito se traía de los montes un tronco grueso de árbol, se le quitaba la corteza hasta que quedaba completamente liso. El tronco tenía que ser lo suficientemente alto para que un hombre volando pudiese dar trece vueltas alrededor de él. En la parte de arriba del tronco se colocaba un cuadrado de madera de dos brazadas de ancho y largo (la hoy en día llamada “manzana”) que giraba; en cada esquina llevaba cuerdas lo suficientemente fuertes para soportar el peso de un hombre, pues cuatro eran los danzantes que participaban y simbolizaban los cuatro rumbos del universo o puntos cardinales, más un caporal que dirigía el ritual y connotaba el centro del mundo. El descenso de los danzantes representaba la fertilidad y la caída de la lluvia. Este rito se practicaba en los períodos de dura sequia. Los danzantes iban vestidos con hermosos trajes de plumas de aves, para representar búhos, águilas, guacamayas, y quetzales.
Un mito totonaco nos cuenta que en la época anterior a la llegada de los españoles en el Señorío del Totonacapan se presentó una severa sequía que desoló la región de plantas y dio muerte a innumerables personas. Los sabios abuelos decidieron solucionar el problema y escogieron a hombres jóvenes vírgenes para que fuesen al monte y escogieran el árbol más alto y bello que encontraran, para utilizarlo en un ritual. Los dioses se sentirían complacidos y venerados y enviarían la lluvia tan deseada. Así pues, se decidió que el ritual se iniciara en la parte más alta del tronco a fin de que las deidades pudiesen escuchar los ruegos de los humanos. Los dioses compadecidos ante los fervientes totonacos, se apiadaron de ellos y les enviaron la tan deseada y necesaria lluvia. Ante lo efectivo del rito, se decidió que la ceremonia se llevaría a cabo con regularidad para mantener contentos a los dioses.

Sonia Iglesias y Cabrera